Tuesday, June 09, 2020

Un día triste...


Hoy fue un día triste de esos que de repente no podemos evitar en la pandemia.
Desperté con la noticia de la muerte de Paú Donés, cantante de Jarabe palo.
Se suma a varias de este fatídico año; Oscar Chávez, Tavo Resorte.
A los tres los conocí en etapas muy específicas de mi vida. Con Paú trabajé unos conciertos hace más de veinte años cuando empezaba en esta llamada industria de la música. Hace unos meses tuve la oportunidad de recordárselo y sonrió amable. Hace mucho tiempo de eso, me dijo y brindamos. Platicó un rato con Paula de comida y Barcelona. Junto con muchos otros amigos recordé esos tiempos con cariño.
Justo la época posterior conocí a Oscar Chávez gracias a mis andanzas con Jaime López, su especie de hermano menor. Oscar enorme músico, caballero, de voz profunda e imponente presencia.
Con Tavo conviví muchas noches, muchos backstages en festivales, buscamos juntos la última copa en algún bar de la colonia Roma y algunas carreteras en esas giras en el Bajío que no extraño pero a veces añoro.
Cuando leí las muy numerosas reacciones a la muerte de Paú, me di cuenta que muchos compartimos esa impresión de que se fue alguien bueno, alguien generoso en sonrisas, que con los meses contados no perdía la buena cara, brindaba y nos regaló aún canciones llenas de amor a eso que sabía se le escapaba, la vida.
Y si, supongo que eso es gran parte de su legado, cantarle a lo bonito, saber que todo depende al contexto y el cristal con que se mira. Canciones positivas en un mundo que muchas veces nos parece adverso. Podrás no tener ni un sólo disco y cantarlas como si fueran tuyas.
De hecho hace unos días presentó un último disco, supongo con conocimiento de tener los días contados. No puedo más que admirar a los que dan la pelea hasta el último momento para dejarnos algo que pensar o sentir.
Eso creo que lo une con Oscar Chávez y Tavo, el sentimiento de que perdemos a personas buenas que nos hacían sonreír, uno al que pudimos ver en el Vive Latino de hace un par de años gallardo cantando a una nueva generación, o Tavo que estaba afinando proyecto nuevo, con el que todavía hace unas semanas platiqué la posibilidad de que entrara una de sus canciones en una pelícua y que nos deja su inolvidable grito de ¡RE SOR TE!
Con cada uno de ellos siento que se van momentos de un camino recorrido.
Me recuerdan lo breve que es nuestro tiempo aquí, que todos se irán, nos iremos.

En fin, hoy fue uno de esos días tristes.

Uno de esos días que de repente no podemos evitar en la pandemia.

Ciudad de México, 2020.