Thursday, March 03, 2016

Ya sé que no aplauden o porque no entienden que no entienden

Ya sé que no aplauden
o
porque no entienden que no entienden
Por Jorge E. González Ayala

Recientemente en The Economist se publicó una editorial respecto a la visible corrupción del sexenio actual, en que se expresa la tesis que el primer circulo alrededor del gobierno de Enrique Peña Nieto, incluyéndolo, simplemente no entiende que no entienden. Y tiene toda la razón, una variedad de factores contribuyen a este fenómeno entre los que se supondría que tendrían que ser las personas mejor informadas del país. Pero simplemente no entienden, y además no entienden que no entienden, o se hacen que no entienden.
Les parece extrañísisimo: ¿Por qué no nos aplauden? ¿Por qué les molesta que cenemos en Harold’s con viáticos de más de ocho mil pesos diarios? ¿Por qué? ¿ustedes no lo hacen? ¿No lo harían? No todos los días se puede cenar caviar en Harold’s.
¿Y por qué no entienden? Efectivamente, un mucho de ignorancia, de desconocer la realidad del país que dicen gobernar, sufren de menoridea, no tienen la menor idea de nada. La realidad no se enseña en universidades de ultraderecha ni en el IPADE. Por lo menos aquellos presidentes que pasaron por la UNAM (el último Salinas de Gortari) o el Poli (Ernesto Zedillo), pudieron conocer de primera mano a personas de otras ideologías y sectores sociales diferentes.
Estamos frente a una oligarquía que su formación no fue en aquel largo escalafón que era el servicio público durante el presidencialismo priísta. Aquel donde la discreción, lealtad y disciplina durante años era la única manera visible de ascender en la pirámide del poder. Aparte de la traición, corrupción y amarres necesarios por debajo de la mesa. El arte de no moverse para salir en la foto, como sentenciaba Fidel Velázquez, pero hacer absolutamente todo lo posible para estar en ella.
Una nueva generación de politijuniors, formados desde el interior del poder, cobijados y educados bajo sus usos y costumbres esta ahora haciéndose el estudio fotográfico. ¿Por qué no entienden que recibir regalos de un constructor al que se le otorgan contratos millonarios es un conflicto de interés que termina siendo delito? Porque eso fue lo que aprendieron en su cuna de formación política. Es lo normal desde que empezaron su carrera como secretarios de un funcionario en el Estado de México. El negocio personal y la administración pública nunca estuvo por separado. Siempre, desde sus inicios, vieron a sus jefes y padrinos políticos usar los recursos públicos como algo propio; desde helicópteros, hasta instalaciones o personal. Lo mismo con proveedores y contratistas. Siempre fueron amigos, compadres, personas que comían en casa los domingos, que invitaban a sus ranchos y propiedades en el extranjero, que regalaban viajes en aviones particulares, que mandaban costosos regalos.

Cuenta Don Julio Scherer de la habitación en la mansión de Hank González, llena de costosos regalos para las visitas que pudieran llegar, o su facilidad para regalar automóviles. Recientemente escuché a dos notarios platicando con desparpajo como un ex regente de la ciudad le había regalado a uno un Fiat. Así nomás.

Así la actual administración se extraña; ¿por qué se enojan? ¿qué hice mal? Además, por si fuera poco, nombro para investigar a Virgilio Andrade, a uno de los nuestros. ¿A quién más? Así le hacemos siempre, así nos educaron. Es lo normal.
Contrariado y extrañado, nota que el respetable no aplaude tras el anuncio.
¿Por qué no aplauden?
Puede ser la síntesis del sexenio.
No entienden que no entienden, por qué, no aplaudimos.




PD.- L@s señorit@s tan buenos para buscar causas para protestar, no inquieren sobre la raíz de la corrupta administración actual. Como diría el clásico. ¿Y Montiel cuando?


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