Thursday, March 08, 2018

Sergio González Rodríguez Amigas Los años noventa fueron mejores Por Jorge E. González Ayala


Probablemente por lo que se recuerda y reconoce a Sergio González Rodríguez (1950-2017), es por libros como Huesos en el desierto (2002). Además de su trabajo como editor, columnista y crítico. Pero Sergio poseía muchos Sergios en su interior. Porque Sergio no sólo fue el incansable periodista atrás de sus extenuantes investigaciones acerca de las muertas de Juárez,  a su vez personaje de Roberto Bolaño en la extensa e inacabada 2999. Fue también un artista de vigor lúdico. Un escritor que tempranamente decidió volcarse a la búsqueda creativa pero sobre todo a vivir.

Amigas: Los años noventa fueron mejores (Almadía 2017), es una colección de relatos que mezclan la anécdota pícara, la reflexión sobre diversos temas en los que el cine, los refranes, el humor y el intercambio de ideas entre géneros, se mezclan con la vida cotidiana de una década, que ya a veinte años de distancia se antoja incluso romántica. Los noventa como todas las épocas contiene sus propias genealogías, sus actrices, directores, bandas de rock y personajes. Sus lugares, cafés, librerías y bares que tuvieron sus momentos de gloria, fiestas y cocteles, pláticas y chismes de corredor. De todo esto y varias cosas más se ocupan estos textos de González Rodríguez.
Es imposible leerlos sin pensar en Woody Allen. Un humor neurótico, ansioso que busca en el sexo opuesto respuestas sencillas a las grandes preguntas. Y no sencillas por tratarse del sexo femenino, sencillas porque transcurren en la vida cotidiana que nos enfrenta a nuestras razones de ser. Y las respuestas que encuentra el autor son llenas de un humor que poco tiene que ver con la banalidad. Van de la reflexión y cita filosófica, al chiste de cantina, así como la descripción de ese enredo que son las relaciones interpersonales. De salidas heroicas a desaires públicos en la Facultad de filosofía y letras en la UNAM a los ligues de oficina. No deja uno de sonreír y a preguntarse las veces en que se ha estado en situaciones similares.
Es como el título indica, también un recorrido con bastante nostalgia por otros tiempos, otros humores, cuando Kim Bassinger y Uma Thurman eran divas de la pantalla, los cigarros no eran aún expulsados de los sitios públicos, los tables dances eran una novedad  y la noche en el Distrito Federal olían a ginebra o ron.
Bajos fondos, música y mujeres hermosas acompañadas de otros galanes, son una ensalada que sirve y desmenuza a la vez Sergio González Rodríguez mostrando a un Sergio picaresco y mordaz. No es un remedo de Woody Allen, es un heredero de Ibargüengoitia y Mauricio Garcés. Un escritor completo que tras las brutales crónicas de la violencia que sufrió en carne propia en nuestro país, tenía la capacidad de sentarse frente al teclado y escribir desde lo más profundo de su intimidad, de manera tan incisiva y certera, para sacarnos sonrisas y cuestionarnos al mismo tiempo nuestra condición humana, sobre todo si tuvimos la fortuna de vivir aquella década, la de los noventa.


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