Por Jorge E. González Ayala
Recientemente quedé sorprendido con un hecho. Los que gustan del baseball ya lo saben, pero los que no, la anécdota va de lo siguiente: el jugador Justin Turner, alias Barba Roja, que jugó sus mejores nueve años de beisbolista con los Dodgers de Los Angeles, fue recibido con una gran ovación en el Dodger staudium, sólo que ahora no usa la casaca angelina, sino la de los Mariners de Seattle. Durante los partidos de la serie cada vez que apareció al bat por primera vez, la afición de Los Angeles le aplaudía de pie en agradecimiento y como muestra de lealtad a un jugador que les dio muchas alegrías durante los años que jugó para su equipo.
Al otro lado del Estados Unidos, en la costa Este, sucede lo contrario con el mexicoamericano Alex Verdugo, quien por años jugó con los Medias Rojas de Boston y ahora juega con el archienemigo de la franquicia, los Yankees de Nueva York. Cada vez que aparece en Boston jugando para el rival recibe un coro de abucheos y rechiflas.
¿De qué dependerán ambas reacciones? ¿En qué momento nos pesa más un resentimiento que nuestra posibilidad de empatía?
Hablando de resentimientos, algunos de los más famosos se dan al interior de las bandas de rock. Ego, dinero, parejas, aduladores, una maquinaria alrededor de los integrantes son la fórmula perfecta para las peleas sin miramientos, con demandas incluidas, desenlaces públicos de tabloide y con los fanáticos como jueces. Rencillas en las que el rencor es público.
Pero hay quienes como en los buenos divorcios pueden superarlo para echarse la mano cuando se necesita. Y eso pasó con Genesis, la banda otrora liderada por Peter Gabriel y después por Phill Collins. Años después de que Gabriel la abandonara en 1974, Genesis se vuelve a reunir. La razón, el antiguo cantante de la banda a pesar de gozar de enorme éxito como solista estaba al borde de la bancarrota por el proyecto del festival World of music, arts and dance, Womad. Mismo que se trataba de difundir la música étnica alrededor del mundo.
Para reunir el monto de la enorme deuda de Peter Gabriel se necesitaba algo igual de grande, además de un cobijo al cantante seguramente agotado de la gira con la que se había endeudado. Así que recurrió a sus antiguos compañeros, que también gozaban de enorme éxito y no tenían ninguna necesidad, pero que dejaron a un lado los amargos detalles de la separación para ayudar a su excompañero y amigo. La reunión de esa alineación fue un éxito y la gira ayudó a Peter Gabriel a recuperarse de la primera aventura de Womad, porque su fracasó lo utilizó como curva de aprendizaje para seguir realizándolo. A la fecha el festival sigue congregando hasta 100 mil personas en la ciudad medieval y patrimonio de la humanidad de Cáceres, España.
En el lado contrario los hermanos Noel y Liam Gallagher de la banda Oasis no tienian la más mínima intención de reunirse, aunque habían hecho la broma de que si el equipo futbol de su ciudad, Manchester United, lograba el título de la Champions en 2023 lo harían. Ni siquiera el clamor de sus coterráneos que inundaron las calles cantando su tema Don’t look back in anger (No mires atrás con ira), el día del anhelado triunfo, logró limar las rencillas y finalmente el rencor entre ellos. Pero finalmente algo más importante que su lazo sanguíneo consiguió la anhelada reunión del grupo, dinero. Suena espantoso, pero es válido. No hay coerción, dolo, el más puro interés monetario puede arreglar un divorcio más maltrecho. ¿Se hablarán durante la gira los dos hermanos? Lo dudo. ¿Les aplaudirá el público? Seguro. Es una reconciliación puramente superficial. Obvio.
Rencor, lealtad y amistad, protagonistas de la novela de nuestras vidas.