Saturday, March 24, 2007

Texto invitado de Roberto Zamarripa sobre el maestro Othón Salazar

Tolvanera / El Maestro Othón

Hace más de medio siglo, Othón Salazar Ramírez, un maestro de origen mixteco, extraordinario orador y eminentemente persuasivo, encabezó a miles de maestros agrupados en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) para pelear por mejores condiciones salariales y la democracia en el gremio.

Entonces, disentir públicamente costaba la cárcel. Aquel sistema autoritario encarcelaba desde cómicos de carpa hasta políticos opositores. Le costaba al panista Luis Héctor Álvarez que también hace más de medio siglo hizo una campaña electoral presidencial en las peores condiciones posibles.

Contemporáneo de las luchas de don Luis fue aquel maestro nacido en la montaña de Guerrero, egresado de la Normal de Oaxtepec, maestro de aula y maestro en la vida, de nombre Othón Salazar Ramírez.

En 1956, Salazar inició el movimiento de los maestros en la sección nueve del Distrito Federal que posteriormente conformaría como Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM).

El 30 de abril de 1958, los maestros encabezados por Othón, tomaron los patios de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en la exigencia de mejora económica para su trabajo y respeto a su pensamiento político dentro del sindicato. En 1960, a Othón y otros líderes les encarcelaron en medio de una etapa de cerrazón política que afectó por igual a panistas que a comunistas.

Los frutos de aquellas movilizaciones no pudieron verse de inmediato.

Parcialmente cristalizaron 30 años después con la caída de Carlos Jonguitud Barrios.

Viene a cuento la vida de Othón Salazar Ramírez ahora que se mira la descomposición política del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y de sus relaciones con el gobierno federal. Las expresiones de cinismo de sus dirigentes principales son corolario de una ruta en la que el SNTE se ha constituido en uno de los obstáculos fundamentales para renovar las prácticas educativas en las escuelas, para modificar la relación de la sociedad y los padres de familia en la educación de sus hijos y para reestructurar la asignación de recursos en función de las necesidades del país y no de los caprichos de una casta burocrática.

Othón Salazar ha ligado su vida siempre a causas sociales. Fue líder estudiantil en Guerrero, dirigente magisterial, promotor del Consejo de Pueblos Indios de la Montaña de Guerrero y el segundo alcalde de un partido de izquierda en su natal Alcozauca, un pequeño municipio enclavado en aquella región del atraso guerrerense.

Antes, mucho antes de que los gobiernos federales hablaran de la pobreza en la región de la montaña de Guerrero, Othón Salazar Ramírez hacia de su vida cotidiana el encuentro con los pueblos indios. La cosecha de la democracia en los municipios montañeses, como los gobiernos de izquierda en Metlatónoc, Malinaltepec, Alcozauca o el panista de Tlacoachistlahuaca, tras décadas de caciquismo priista en la región tienen en el maestro Othón un sembrador fundamental.

Othón Salazar es producto de esas resistencias al autoritarismo político del sistema de partido único de igual manera que lo fue Luis Héctor Álvarez, emblema panista y guía del propio presidente Felipe Calderón quien incluso lo nombró al frente de la Comisión de Pueblos Indios como parte del homenaje que le prodiga.

Un encuentro entre don Luis Álvarez y Othón Salazar ayudaría mucho a las zonas indígenas de Guerrero. Como alcalde de Alcozauca, Salazar privilegió la atención a los pueblos indios; sabe más que muchos otros, sobre las necesidades de los mixtecos, los amuzgos, los tlapanecos o los nahuas de la montaña de Guerrero.

A la secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota le ayudaría enormidades escuchar al maestro Othón Salazar para escudriñar una parte de la resistencia de los maestros a los procedimientos caciquiles, las conductas corruptas de una facción burocrática, el desprestigio de la labor del maestro y los diques para la modernización educativa.

Othón Salazar representa una cultura distinta, contrapuesta, a la de la burocracia sindical magisterial que hoy es consentida con prebendas. No es necesario embelesarse con la casta que controla el SNTE para creer que hay un entendimiento con los maestros del país. No. Los auténticos maestros de las escuelas públicas y las privadas no merecen ser encabezados por esos mediocres ejemplos.

Tras el encarcelamiento de Othón a fines de los cincuenta el gobierno federal le canceló su plaza magisterial. Varios secretarios de Educación prometieron hacerle ese reconocimiento. Reyes Tamez fue el último y también se fue sin cumplir.

La vida de Othón Salazar, un digno alcozauquense de 82 años de edad, y más de medio siglo de lucha política, merece un reconocimiento. A su trayectoria como mentor, como humanista, como defensor de los pueblos indios, como político. A Othón si puede llamársele, sin pena alguna, Maestro.



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Othón Salzar


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