Por Jorge E. González Ayala
En sus propias palabras dice que no sabe nada de música, apenas toca algún instrumento y no tiene capacidad técnica. Pero algo debe saber, sabe lo que le gusta y lo que no le gusta. Pero le pagan, por cierto, muchísimo dinero, a lo que responde que la confianza que tiene en su gusto y su capacidad de expresar lo que siente le ha resultado útil a varios artistas. Eso lo dijo en una entrevista al programa de TV 60 minutos. Uno de los productores más importantes de la música popular de los últimos 40 años. Su visión fue fundamental para géneros y artistas tan diversos, del rock pesado, al hip hop, hasta joyas irrepetibles como la versión de Johnny Cash del tema Hurt de Nine Inch Nails, cuyo compositor Trent Reznor confesó que a partir de esa grabación dejó de pertenecerle el tema. Rick Rubin (Nueva York, 1963), que durante muchos fue un personaje tras bambalinas ha dejado de serlo para ponerse frente a los reflectores, ya sea comentando y manipulando con Paul McCartney sus temas sobre las grabaciones originales o con David Letterman en su pequeño trailer que usa para meditar. También publicando un libro con sus reflexiones sobre crear y lo que lo rodea, El acto de crear: una manera de ser, Planeta, 2023.
Dividido en 78 áreas de pensamientos, sus reflexiones son pequeñas viñetas en las que advierte desde el principio, pueden resonar o no en uno y hay que tomar sólo aquello que nos funcione y soltar lo demás. Es decir, no es una guía o un manual, como tantos de tantos temas en las librerías. Con un enorme bagaje cultural, décadas de trabajar con algunas de las mentes musicales más creativas de nuestra época además de su experiencia con el budismo y la meditación, es un libro lleno de conocimiento práctico y fácil de entender. Cero tratados académicos o referencias de especialistas. Probablemente cuando habla de que tomemos lo que conecta con nosotros, es precisamente que son cosas que ya sabemos, que ya están ahí, pero por alguna razón no vemos o no tomamos, pero cuando lo leemos con cierta estructura y orden, nos hace sentido, para decir, claro, esto ya lo sabía y subrayarlo con orgullo o anotarlo al final del libro que incluye varias páginas rayadas como cuaderno para tomar esas notas.
Temas recurrentes en la creación artística como el punto de vista, referencia o inspiración se mezclan con otros de los que no se suele hablar en las escuelas o talleres de arte; éxito, desapego y consecuencias. Conecta el acto creativo con la realidad, las expectativas reales y falsas de nuestros tiempos.
También escribe de autoconsciencia, mirar hacia dentro, aprender de la naturaleza, de tabula rasa, donde se relaciona de alguna manera, desde otra época y contexto con John Cage y sus reflexiones sobre el arte conectado al budismo.
El acto de crear: una manera de ser, es un libro que se lee con gusto y que ordena mucho de lo que ya sabemos y nos propone nuevos conocimientos de manera amena y simple. Uno sabe si lo toma o no. Yo recomiendo tomarlo.
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