Monday, December 29, 2003

Guerra sucia
¿Quién la ganó?
Por Jorge E. González Ayala


El debate acerca de la guerra sucia se ha extendido entre diversos sectores de la sociedad en un saludable ejercicio que no debe quedar en eso, sino que debe tener conclusiones; primero de esclarecimiento para que todos los mexicanos sepamos qué sucedió; y después de justicia, para que se castigue a quienes hayan infringido la ley.

Se dice que la historia la escriben los vencedores, y por años el régimen autoritario creyó salirse con la suya sólo porque la guerrilla y diversos movimientos sociales fueron vencidos, pero se equivocaron, la guerra la ganó la democracia el 2 de julio y esta tiene un compromiso ineludible con la verdad y la justicia.

Entre los partidarios del borrón y cuenta nueva hay la tendencia de afirmar que se está atacando con obscuros fines a la noble institución del Ejército. Es al contrario, el esclarecimiento y castigo de estos crímenes no hará más que hacerle justicia a nuestras instituciones, porque aquellos que pasan por encima de nuestra Constitución y orden legal no defienden a la Républica o a la partria, al contrario, mancillan con sus crímenes los valores democráticos sobre los que queremos basar nuestra sociedad. Las instituciones serán las primeras beneficiadas al ser reconciliadas con la sociedad de la que emanan y a la que deben servir. El fin del crímen y la impunidad en México comenzará con el fin de la impunidad del estado, punta de la pirámide delictiva. Si esta prevalece, la transición será una mentira.

No es una cacería de brujas, es una deuda pendiente con la justicia y con la sociedad, esclarecer el pasado nos permitirá forjar un futuro libre de esqueletos vergonzosos. Aquellos que se sienten atacados que aluden un supuesto ataque a las instituciones pasan de largo el hecho que el estado y la instituciones se crearon para servir a la sociedad y hacer cumplir las leyes, si pasan por encima de la Constitución estarán pervirtiendo su función y atacando de hecho, al país, población e instituciones.

También es un error limitar los crímenes del estado priista sólo al periodo de los años 70, muchos, muchísimos crímenes se cometieron antes y después. Por ejemplo, el asesinato de Rubén Jaramillo y su familia, incluyendo a su esposa embarazada, en Xochicalco Morelos el 23 de mayo de 1962. De la guerrilla urbana conformada por jóvenes de clase media alta quedó bien documentada su historia y desapariciones, sin embargo en las rancherías que fueron base de apoyo de las guerrillas de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez todavía quedan muchos abusos, torturas y asesinatos por documentar e investigar. En la Sierra de Guerrero se violaron los derechos de miles de campesinos e indígenas inocentes. ¿Cuántas desapariciones no fueron denunciadas en pequeñas y aisladas poblaciones? Buena parte de los desaparecidos y torturados a lo largo de los 71 años de priismo no fueron guerrilleros, sino civiles que nunca empuñaron un arma, ahí podemos contar a los más de cincuenta indígenas asesinados mientras oraban en Acteal y a 300 perredistas ultimados durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.

También pretenden algunos señalar que esta campaña desea enaltecer a los guerrilleros sobre las instituciones. Error, esclarecer los hechos pasados pondrá también en su justo lugar a muchos de los antiguos sublevados, nos permitirá saber cuántos de estos desaparecidos fueron ajusticiados por sus propias organizaciones, de ese lado hay también huérfanos y viudas esperando por justicia, la guerrilla tendrá que abrir también sus archivos. Ajusticiamientos, secuestros y amedrentamientos al interior de sus propias organizaciones son algunas de las lindezas de la guerrilla que se deben de aclarar. Las muertes de Napoleón Glockner y su esposa Nora Rivera deben ser reivindicadas y personas como Fernando Yañez, el comandante "Germán", tendrán mucho que aclarar al respecto, así como los sobrevivientes de la Liga 23 de septiembre tendrán que hablar de la muerte del profesor Alfonso Peralta Reyes, acaecido en el interior del CCH Azcapotzalco en 1976.

Llaman la atención las versiones de diferentes partidarios del "borrrón y cuenta nueva", por ejemplo Jorge Islas asegura que en la Italia de la posguerra no hubo necesidad de "castigar los excesos del Duce y sus seguidores", nada más lejano de la verdad, Mussolinni fue asesinado junto con su esposa por una turba, tras ser linchado fue colgado y exhibido de cabeza, dramatica imagen que quedó plasmada en diversas fotografías. Los líderes del fascismo Italiano y Alemán fueron juzgados por sus crímenes en los tribunales internacionales y muchas veces condenados a muerte o cadena perpetua. Hay en el argumento de la reconciliación el intento de hacer creer que aquellos que apoyaron el régimen priista estaban al tanto de sus crímenes y que los apoyaban, por lo cual no se deberían juzgar porque implicaría abrir grandes heridas en nuestra sociedad, mentira, la mayor parte de la población desconocía estos crímenes debido al severo control que ejerció el sistema sobre los medios de comunicación, de hecho muchos torturados, amenazados y asesinados fueron periodistas. La mayoría de la población alemana desconocía lo que ocurría en los campos de concentración nazis, y la mayoría de los mexicanos ignoraba lo que pasaba en las poblaciones campesinas reprimidas de la misma manera que la mayoría de los Norteamericanos desconocen lo que ocurre en los campos Afganistán, Iraq y Guantánamo.

Ofenden aquellos que hacen del ninguneo y desprecio el argumento que la razón no les da, como cuando Javier Ibarrola escribe sorprendido que nadie piensa en los soldados que murieron y "que no se hacen manifestaciones exigiendo vivos se los llevaron y vivos los queremos. Pero todo mundo se paraliza cuando una anciana se para ante las cámaras de televisión a revisar montones de fotografías", y remata el Director de la Revista de las Fuerzas Armadas y Seguridad Nacional, "... al Ejército mexicano hay que agradecerle más lo que no hace, que lo que hace." O sea que debemos agradecerle desde el fondo de nuestro corazón que no desaparecieron 30 mil personas como en Argentina, que sólo fueron unos cientos de estudiantes y otros cientos de campesinos los que murieron en el campo militar número uno o fueron devorados por los tiburones en las costas de Guerrero. También debemos aplaudirle por el evidente menosprecio que hace de Rosario Ibarra, cabría recordarle que esta luchadora social no encaneció de repente, sus arrugas son por cada hora que tuvo que esperar en cuarteles, instancias policiales y oficinas burocráticas esperando alguna información del hijo que se llevaron vivo y del que le han ocultado su destino durante décadas. Así se hizo vieja Doña Rosario Ibarra de Piedra y por ello se ganó la admiración y respeto de miles de mexicanos. También hay que recordar que los soldados y policías que murieron fue en cumplimiento de su deber. Los elementos que aplicaron torturas, asesinaron personas y desaparecieron los cuerpos lo hicieron por encima de la ley, punto. El gobierno tenía las herramientas legales para combatir a la subversión, si uno o más funcionarios optaron por romper el marco legal deberán atenerse a las consecuencias. Su castigo será la justa reivindicación de los que murieron defendiendo la legalidad y cuyo buen nombre fue mancillado por los que pisaron la ley. Además, si bien aquellos que se levantaron en armas lo hicieron conscientes del peligro de morir en combate o ser apresados, eso no daba derecho al Estado a torturarlos, asesinarlos y desaparecerlos, sobre las leyes y tratados internacionales. Se incurrió en terrorismo de estado, en una violencia innecesaria que debe ser castigada como primera acción para prevenir que se repita esta historia.

La ya prolongada transición a la democracia debe de tener un propósito para consolidarse; rescatar lo que sirve y desechar lo que no sirve del antiguo régimen. Así que para que el Ejército sea una institución al servicio de la sociedad se deberán aclarar los crímenes que se hayan cometido, de no ser así el Ejército Mexicano no será más que una organización armada al servicio de los cacicazgos políticos en turno, la oligarquía y sus propios intereses, será una institución contraria a la libertad y la democracia.

Opiniones jega10@yahoo.com

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