Tuesday, August 27, 2024

Don’t look back in anger. De rencor, lealtad y amistad



Por Jorge E. González Ayala

 

            Recientemente quedé sorprendido con un hecho. Los que gustan del baseball ya lo saben, pero los que no, la anécdota va de lo siguiente: el jugador Justin Turner, alias Barba Roja, que jugó sus mejores nueve años de beisbolista con los Dodgers de Los Angeles, fue recibido con una gran ovación en el Dodger staudium, sólo que ahora no usa la casaca angelina, sino la de los Mariners de Seattle. Durante los partidos de la serie cada vez que apareció al bat por primera vez, la afición de Los Angeles le aplaudía de pie en agradecimiento y como muestra de lealtad a un jugador que les dio muchas alegrías durante los años que jugó para su equipo.

            Al otro lado del Estados Unidos, en la costa Este, sucede lo contrario con el mexicoamericano Alex Verdugo, quien por años jugó con los Medias Rojas de Boston y ahora juega con el archienemigo de la franquicia, los Yankees de Nueva York. Cada vez que aparece en Boston jugando para el rival recibe un coro de abucheos y rechiflas.

            ¿De qué dependerán ambas reacciones? ¿En qué momento nos pesa más un resentimiento que nuestra posibilidad de empatía?

            Hablando de resentimientos, algunos de los más famosos se dan al interior de las bandas de rock. Ego, dinero, parejas, aduladores, una maquinaria alrededor de los integrantes son la fórmula perfecta para las peleas sin miramientos, con demandas incluidas, desenlaces públicos de tabloide y con los fanáticos como jueces. Rencillas en las que el rencor es público.

Pero hay quienes como en los buenos divorcios pueden superarlo para echarse la mano cuando se necesita. Y eso pasó con Genesis, la banda otrora liderada por Peter Gabriel y después por Phill Collins. Años después de que Gabriel la abandonara en 1974, Genesis se vuelve a reunir. La razón, el antiguo cantante de la banda a pesar de gozar de enorme éxito como solista estaba al borde de la bancarrota por el proyecto del festival World of music, arts and dance, Womad. Mismo que se trataba de difundir la música étnica alrededor del mundo.

            Para reunir el monto de la enorme deuda de Peter Gabriel se necesitaba algo igual de grande, además de un cobijo al cantante seguramente agotado de la gira con la que se había endeudado. Así que recurrió a sus antiguos compañeros, que también gozaban de enorme éxito y no tenían ninguna necesidad, pero que dejaron a un lado los amargos detalles de la separación para ayudar a su excompañero y amigo. La reunión de esa alineación fue un éxito y la gira ayudó a Peter Gabriel a recuperarse de la primera aventura de Womad, porque su fracasó lo utilizó como curva de aprendizaje para seguir realizándolo. A la fecha el festival sigue congregando hasta 100 mil personas en la ciudad medieval y patrimonio de la humanidad de Cáceres, España.

            En el lado contrario los hermanos Noel y Liam Gallagher de la banda Oasis no tienian la más mínima intención de reunirse, aunque habían hecho la broma de que si el equipo futbol de su ciudad, Manchester United, lograba el título de la Champions en 2023 lo harían. Ni siquiera el clamor de sus coterráneos que inundaron las calles cantando su tema Don’t look back in anger (No mires atrás con ira), el día del anhelado triunfo, logró limar las rencillas y finalmente el rencor entre ellos. Pero finalmente algo más importante que su lazo sanguíneo consiguió la anhelada reunión del grupo, dinero. Suena espantoso, pero es válido. No hay coerción, dolo, el más puro interés monetario puede arreglar un divorcio más maltrecho. ¿Se hablarán durante la gira los dos hermanos? Lo dudo. ¿Les aplaudirá el público? Seguro. Es una reconciliación puramente superficial. Obvio.

 

Rencor, lealtad y amistad, protagonistas de la novela de nuestras vidas. 

 

Monday, August 05, 2024

El acto de crear: una manera de ser, de Rick Rubin




                                                         Por Jorge E. González Ayala

 

            En sus propias palabras dice que no sabe nada de música, apenas toca algún instrumento y no tiene capacidad técnica. Pero algo debe saber, sabe lo que le gusta y lo que no le gusta. Pero le pagan, por cierto, muchísimo dinero, a lo que responde que la confianza que tiene en su gusto y su capacidad de expresar lo que siente le ha resultado útil a varios artistas. Eso lo dijo en una entrevista al programa de TV 60 minutos. Uno de los productores más importantes de la música popular de los últimos 40 años. Su visión fue fundamental para géneros y artistas tan diversos, del rock pesado, al hip hop, hasta joyas irrepetibles como la versión de Johnny Cash del tema Hurt de Nine Inch Nails, cuyo compositor Trent Reznor confesó que a partir de esa grabación dejó de pertenecerle el tema. Rick Rubin (Nueva York, 1963), que durante muchos fue un personaje tras bambalinas ha dejado de serlo para ponerse frente a los reflectores, ya sea comentando y manipulando con Paul McCartney sus temas sobre las grabaciones originales o con David Letterman en su pequeño trailer que usa para meditar. También publicando un libro con sus reflexiones sobre crear y lo que lo rodea, El acto de crear: una manera de ser, Planeta, 2023.

 

            Dividido en 78 áreas de pensamientos, sus reflexiones son pequeñas viñetas en las que advierte desde el principio, pueden resonar o no en uno y hay que tomar sólo aquello que nos funcione y soltar lo demás. Es decir, no es una guía o un manual, como tantos de tantos temas en las librerías. Con un enorme bagaje cultural, décadas de trabajar con algunas de las mentes musicales más creativas de nuestra época además de su experiencia con el budismo y la meditación, es un libro lleno de conocimiento práctico y fácil de entender. Cero tratados académicos o referencias de especialistas. Probablemente cuando habla de que tomemos lo que conecta con nosotros, es precisamente que son cosas que ya sabemos, que ya están ahí, pero por alguna razón no vemos o no tomamos, pero cuando lo leemos con cierta estructura y orden, nos hace sentido, para decir, claro, esto ya lo sabía y subrayarlo con orgullo o anotarlo al final del libro que incluye varias páginas rayadas como cuaderno para tomar esas notas.

 

            Temas recurrentes en la creación artística como el punto de vista, referencia o inspiración se mezclan con otros de los que no se suele hablar en las escuelas o talleres de arte; éxito, desapego y consecuencias. Conecta el acto creativo con la realidad, las expectativas reales y falsas de nuestros tiempos. 

 

            También escribe de autoconsciencia, mirar hacia dentro, aprender de la naturaleza, de tabula rasa, donde se relaciona de alguna manera, desde otra época y contexto con John Cage y sus reflexiones sobre el arte conectado al budismo.

 

El acto de crear: una manera de ser, es un libro que se lee con gusto y que ordena mucho de lo que ya sabemos y nos propone nuevos conocimientos de manera amena y simple. Uno sabe si lo toma o no. Yo recomiendo tomarlo.