Wednesday, December 04, 2024

Saramago, El Foco punto com y cortejos laborales

 



Por Jorge E. González Ayala

 

En el 2001 parte de mi trabajo era hacer eventos para una plataforma del primer boom del punto com. Se llamaba Elfoco.com y era de contenido diverso, tal vez demasiado diverso. Digo, en la época existía Loquesea.com, ya de ahí todo era posible. Por alguna razón en el aire se respiraba la posibilidad de que trabajara en esa plataforma. Nunca se habló directamente, nunca se puso sobre la mesa, como esos coqueteos que se cruzan miradas, pero no se exponen intenciones. Un día anunciaron una entrevista con José Saramago. Acababa de leer el Evangelio según Jesucristo, que me fascinó. Le escribí un moderno e-mail a Rubén Álvarez que era junto con Carlos Puig una de las cabezas del proyecto, para felicitarlo. Me contestó, pues ven. Y fui.

Llegué a las oficinas de la calle Arturo en San Ángel, donde también habitaban las de Altavista films, que por ese entonces lanzaron Amores Perros. En una sala de juntas estaba muy bien sentadito y serio el nobel de literatura. En la sala Carlos Puig, Rubén Álvarez y Lynn Fainchtein que realizaría la entrevista. Ah, y un servidor. Recuerdo poco de la entrevista, pero se me quedó grabada la emoción de los presentes que contrastaba con la solemnidad de Saramago. Supongo que la entrevista a un portal de internet, que en aquel tiempo era algo muy nuevo, no le llamaba la atención ni lo entendía. 

Terminó, se retiró el Nobel y la entrevistadora. Y nos quedamos un minuto de silencio incómodo Rubén, Carlos y yo. Me levanté, me despedí y saliendo a la puerta me volvieron a llamar, regresé y de nuevo ninguno se atrevió a tirar el respectivo guante, quien cortejaba a quién, nunca lo supe. 

De esa ocasión quedó el testimonio de dos libros autografiados.

Ayer pasaron a manos de otro excelente amigo, Max Ramos, cuya historia, como diría Michael Ende, tendrá que ser contada en otra ocasión.

Tuesday, August 27, 2024

Don’t look back in anger. De rencor, lealtad y amistad



Por Jorge E. González Ayala

 

            Recientemente quedé sorprendido con un hecho. Los que gustan del baseball ya lo saben, pero los que no, la anécdota va de lo siguiente: el jugador Justin Turner, alias Barba Roja, que jugó sus mejores nueve años de beisbolista con los Dodgers de Los Angeles, fue recibido con una gran ovación en el Dodger staudium, sólo que ahora no usa la casaca angelina, sino la de los Mariners de Seattle. Durante los partidos de la serie cada vez que apareció al bat por primera vez, la afición de Los Angeles le aplaudía de pie en agradecimiento y como muestra de lealtad a un jugador que les dio muchas alegrías durante los años que jugó para su equipo.

            Al otro lado del Estados Unidos, en la costa Este, sucede lo contrario con el mexicoamericano Alex Verdugo, quien por años jugó con los Medias Rojas de Boston y ahora juega con el archienemigo de la franquicia, los Yankees de Nueva York. Cada vez que aparece en Boston jugando para el rival recibe un coro de abucheos y rechiflas.

            ¿De qué dependerán ambas reacciones? ¿En qué momento nos pesa más un resentimiento que nuestra posibilidad de empatía?

            Hablando de resentimientos, algunos de los más famosos se dan al interior de las bandas de rock. Ego, dinero, parejas, aduladores, una maquinaria alrededor de los integrantes son la fórmula perfecta para las peleas sin miramientos, con demandas incluidas, desenlaces públicos de tabloide y con los fanáticos como jueces. Rencillas en las que el rencor es público.

Pero hay quienes como en los buenos divorcios pueden superarlo para echarse la mano cuando se necesita. Y eso pasó con Genesis, la banda otrora liderada por Peter Gabriel y después por Phill Collins. Años después de que Gabriel la abandonara en 1974, Genesis se vuelve a reunir. La razón, el antiguo cantante de la banda a pesar de gozar de enorme éxito como solista estaba al borde de la bancarrota por el proyecto del festival World of music, arts and dance, Womad. Mismo que se trataba de difundir la música étnica alrededor del mundo.

            Para reunir el monto de la enorme deuda de Peter Gabriel se necesitaba algo igual de grande, además de un cobijo al cantante seguramente agotado de la gira con la que se había endeudado. Así que recurrió a sus antiguos compañeros, que también gozaban de enorme éxito y no tenían ninguna necesidad, pero que dejaron a un lado los amargos detalles de la separación para ayudar a su excompañero y amigo. La reunión de esa alineación fue un éxito y la gira ayudó a Peter Gabriel a recuperarse de la primera aventura de Womad, porque su fracasó lo utilizó como curva de aprendizaje para seguir realizándolo. A la fecha el festival sigue congregando hasta 100 mil personas en la ciudad medieval y patrimonio de la humanidad de Cáceres, España.

            En el lado contrario los hermanos Noel y Liam Gallagher de la banda Oasis no tienian la más mínima intención de reunirse, aunque habían hecho la broma de que si el equipo futbol de su ciudad, Manchester United, lograba el título de la Champions en 2023 lo harían. Ni siquiera el clamor de sus coterráneos que inundaron las calles cantando su tema Don’t look back in anger (No mires atrás con ira), el día del anhelado triunfo, logró limar las rencillas y finalmente el rencor entre ellos. Pero finalmente algo más importante que su lazo sanguíneo consiguió la anhelada reunión del grupo, dinero. Suena espantoso, pero es válido. No hay coerción, dolo, el más puro interés monetario puede arreglar un divorcio más maltrecho. ¿Se hablarán durante la gira los dos hermanos? Lo dudo. ¿Les aplaudirá el público? Seguro. Es una reconciliación puramente superficial. Obvio.

 

Rencor, lealtad y amistad, protagonistas de la novela de nuestras vidas. 

 

Monday, August 05, 2024

El acto de crear: una manera de ser, de Rick Rubin




                                                         Por Jorge E. González Ayala

 

            En sus propias palabras dice que no sabe nada de música, apenas toca algún instrumento y no tiene capacidad técnica. Pero algo debe saber, sabe lo que le gusta y lo que no le gusta. Pero le pagan, por cierto, muchísimo dinero, a lo que responde que la confianza que tiene en su gusto y su capacidad de expresar lo que siente le ha resultado útil a varios artistas. Eso lo dijo en una entrevista al programa de TV 60 minutos. Uno de los productores más importantes de la música popular de los últimos 40 años. Su visión fue fundamental para géneros y artistas tan diversos, del rock pesado, al hip hop, hasta joyas irrepetibles como la versión de Johnny Cash del tema Hurt de Nine Inch Nails, cuyo compositor Trent Reznor confesó que a partir de esa grabación dejó de pertenecerle el tema. Rick Rubin (Nueva York, 1963), que durante muchos fue un personaje tras bambalinas ha dejado de serlo para ponerse frente a los reflectores, ya sea comentando y manipulando con Paul McCartney sus temas sobre las grabaciones originales o con David Letterman en su pequeño trailer que usa para meditar. También publicando un libro con sus reflexiones sobre crear y lo que lo rodea, El acto de crear: una manera de ser, Planeta, 2023.

 

            Dividido en 78 áreas de pensamientos, sus reflexiones son pequeñas viñetas en las que advierte desde el principio, pueden resonar o no en uno y hay que tomar sólo aquello que nos funcione y soltar lo demás. Es decir, no es una guía o un manual, como tantos de tantos temas en las librerías. Con un enorme bagaje cultural, décadas de trabajar con algunas de las mentes musicales más creativas de nuestra época además de su experiencia con el budismo y la meditación, es un libro lleno de conocimiento práctico y fácil de entender. Cero tratados académicos o referencias de especialistas. Probablemente cuando habla de que tomemos lo que conecta con nosotros, es precisamente que son cosas que ya sabemos, que ya están ahí, pero por alguna razón no vemos o no tomamos, pero cuando lo leemos con cierta estructura y orden, nos hace sentido, para decir, claro, esto ya lo sabía y subrayarlo con orgullo o anotarlo al final del libro que incluye varias páginas rayadas como cuaderno para tomar esas notas.

 

            Temas recurrentes en la creación artística como el punto de vista, referencia o inspiración se mezclan con otros de los que no se suele hablar en las escuelas o talleres de arte; éxito, desapego y consecuencias. Conecta el acto creativo con la realidad, las expectativas reales y falsas de nuestros tiempos. 

 

            También escribe de autoconsciencia, mirar hacia dentro, aprender de la naturaleza, de tabula rasa, donde se relaciona de alguna manera, desde otra época y contexto con John Cage y sus reflexiones sobre el arte conectado al budismo.

 

El acto de crear: una manera de ser, es un libro que se lee con gusto y que ordena mucho de lo que ya sabemos y nos propone nuevos conocimientos de manera amena y simple. Uno sabe si lo toma o no. Yo recomiendo tomarlo.

Friday, June 07, 2024

En busca de consuelo. Por Jorge E. González Ayala



Descanso y alivio de la pena, molestia o fatiga que aflige y oprime el ánimo

RAE.

 

Vivir con esperanza en tiempos oscuros, completa el título del libro de Michael Ignatieff, En busca de consuelo, Taurus, mayo 2023. Historiador, ensayista, político del Partido liberal canadiense, Ignatieff, escribe un recorrido sobre algo que los tiempos modernos diluyen, el consuelo.

 

Ahora que se idealiza el éxito como meta primordial del individuo, dar consuelo o ser consolado, es sinónimo de fracaso. Esta es una de las premisas que lo hicieron buscar en la historia las razones y formas de recibir y dar consuelo. Porque al final, éxito o fracaso, todos enfrentaremos la muerte en otros y finalmente en uno, con la reflexión resultante. Nuestra vida, afectos, pesares, arrepentimientos, amores, decepciones, nuestra aflicción en estos tiempos se trata como una enfermedad de la que debemos recuperarnos. Pero no siempre fue así. Durante siglos el hombre buscó algo que le diera alivio y sentido a los sinsabores de la vida. De la religión a la filosofía o el arte, acompañar al afligido, o a uno mismo, para reivindicarnos como individuos y especie, fue la base del consuelo.

 

Ignatieff nos dice que el consuelo es lo contrario a la resignación. “Resignarse es darse por vencido…reconciliarse con la vida en cambio, nos permite mantener la esperanza en lo que pueda deparar el destino”. Suena sencillo, pero fueron siglos para llegar a estas conclusiones. Desde dejárselo todo a Dios y sus designios, hasta negarlo todo y hacernos humanamente responsables de nuestro propio destino.

 

De Job cuestionando a Dios, Pablo pugnando por la redención universal, Montaigne optando por disfrutar el día a día. Las historias que leemos vienen de contextos y tiempos completamente diferentes. Desde el emperador Marco Aurelio en su vejez escribiendo a solas para sí, a los sobrevivientes del genocidio soviético y el holocausto Anna Ajmátova, Primo Levi y Miklós Radnóti, que escribieron para su consuelo y el de los sobrevivientes. Camus, Marx, Mahler, Lincoln, El Greco entre otros aparecen en estas páginas.

 

Los tiempos han marcado con las características del cómo pero no el porqué de consolarse. Cicerón dentro de una sociedad estoica como la romana fue criticado por el luto que guardó por la muerte de su hija Tulia, la niña de sus ojos, cuando se requería su presencia en el senado para oponerse a los designios autoritarios del César. Para los romanos era un signo de debilidad, lo contrario a la fortaleza que debería de guardar siempre una raza de un linaje guerrero. Para mayor sorpresa de la aristocracia romana, Cicerón empezó a escribir sobre el consolatio, consuelo, en cartas que enviaba a diferentes personajes de Roma. Lo que le valió de sus enemigos ser tachado de afeminado, hipócrita entre otros descalificativos para mermar su posición política.

Pero Cicerón se debía a la República y su defensa. Así que concluyó su luto para enfrentar su destino bajo el canon estoico de Roma. Regresó al senado a oponerse a las aspiraciones dictatoriales de César, y ser ejecutado por este.

 

Mención especial merece el último capítulo del libro; La buena muerte: Cicely Saunders y los hospicios. Durante siglos el objetivo de la medicina ha sido salvar la vida del paciente. ¿Pero qué pasaba cuando este ya no tiene posibilidad alguna de sobrevivir? El desahucio era un fracaso médico que daba por terminado el tratamiento. El paciente quedaba a la deriva esperando la muerte, atendido por las enfermeras, consolado por el capellán que pedía resignación, con la familia de testigo de su dolor y sufrimiento.

 

            Pero en el Siglo XX se entendió la necesidad de bien morir. Porque no se trata sólo de dejar de respirar, sino de hacerlo con el sentimiento de que nuestra vida la concluimos correctamente en nuestros términos. Cicely Suanders modernizó el concepto de los hospicios medievales con la idea de darle al moribundo y su familia un espacio de acompañamiento y reconciliación con la muerte. De la mano de la enfermería, la psicología, el tratamiento del dolor, la terapia, dio paso a los procedimientos paliativos. Porque, “seguía habiendo esperanza, si no de curarse, sí de reconciliarse con la propia vida, con los hijos distanciados; esperanza de curar vieja heridas psíquicas, de poner todo en orden y concluir la existencia con la sensación de que todo estaba atado… la posibilidad de consuelo y el potencial de una institución dónde encontrarlo”. 

 

El bien morir es darles a las personas en su agonía un hábitat para consolar y ser consolados. Para trascender a la muerte con el menor sufrimiento físico posible que les permita resolver aquello que tengan que resolver antes del último suspiro. Escuchar y sobre todo ser escuchados. Los cuidados paliativos otorgan “el alivio del dolor en un entorno contemplativo y sereno, la presencia de los seres queridos, el tiempo para reflexionar sobre la trayectoria vital y la perspectiva del fin del sufrimiento”.

 

Consolar y ser consolados, un rasgo de humanidad necesario en tiempos de desapego social, reconciliarse sin resignarse. Una mirada a la historia que abre puertas para que podamos transitar con los otros y nosotros de mejor forma los sabores y sinsabores de nuestra existencia.

Saturday, June 01, 2024

Surrender. 40 songs. Autobiografía de Bono




Por Jorge E. González Ayala

 

Del 2023 junto con la aparición de cuatro discos de versiones acústicas de lo más representativo del catálogo de U2, además de todo un plan de mercadotecnia a nivel mundial para anunciar su residencia inaugurando The Sphere en Las Vegas, se editó la autobiografía de Bono, Surrender o ríndete.

 

Lo bueno, es un cuento de hadas, el sueño del adolescente de la segunda mitad del Siglo XX. El chico de clase trabajadora que triunfa con su grupo de rock adolescente, se casa con su novia de la prepa, gira por todo el mundo, se codea con el jet set y con los hombres más poderosos del mundo, porque además, quiere salvar a la humanidad.

 

Lo malo, es un cuento de hadas, una autobiografía autocomplaciente de un hombre famoso por su ego en el que no toca a profundidad sus propios problemas de alcoholismo, por ejemplo. Pero si la paja en el ojo ajeno, como la adicción del bajista Adam Clayton. Esa es su mayor falla.

 

Pero no deja de ser un libro entretenido en anécdotas que van de Lemmy Kilmister, de Motorhead que se encerraba en un club de Londres a jugar videojuegos en la noche, así que estaba disponible el lunes para abrirles la puerta y ayudarles a montar su equipo a un grupo de novatos irlandeses, U2. Me imagino la cara de Keith Richards cuando Bono platica que en una de sus primeras giras fueron sorprendidos por la mucama, que se unió a ellos, en el cuarto de hotel, ni más ni menos que, rezando. Cero orgías ni bacanales. También en sus inicios después de grabar Gloria (in te domine), le preguntan al bajista Adam Clayton qué sentía de tocar en un grupo cristiano, a lo que contestó que no tocaba en uno, tocaba en un grupo con Bono, ahí la diferencia. Y si ya era de dominio público la religiosidad del cantante y compañeros de grupo, excepto Adam y el manager, el auténtico genio atrás de la banda Paul McGuiness.

 

Este desde el principio puso en orden las cosas que suelen destruir a una banda, dinero, regalías, catálogo, lo que acabó convirtiendo a U2 en un corporativo a nivel mundial. Una visión única que hizo que lo que parecía una banda cristiana extremadamente loca del Dublin de los 80 en uno de los grupos más importantes del mundo.

 

¿Sólo para fans? No, entretenida en anécdotas, incluso en aquellas tan pretenciosas, pero ciertas, de su convivio con las altas esferas de a política. Desayunar en casa con Gorbachev, hablar de música con Angela Merkel, visitar la Casablanca en muy diferentes administraciones. Sólo Bono, para bien y para mal.

 

Playlist con las canciones de otros artistas mencionadas en el libro.

 

https://open.spotify.com/playlist/1G4iZWg18EDOQG5RX5zCDQ?si=a107a7c6e43c4bed